Para empezar en esta nueva faceta en mi vida relacionada como no con este dichoso deporte que absorbe la mayoría de tiempo de mi vida, además de una presentación intentaré hablar de algo positivo en nuestro deporte.
Son malos tiempos para el fútbol sala, la crisis generalizada, ha pegado mas fuerte en nuestro deporte sobre todo por la poca profesionalización de las estructuras de los clubes, pero eso lo dejaremos para artículos posteriores.
Como os he dicho, quiero empezar el blog con un artículo positivo y para ello quiero hacer un viaje en la máquina del tiempo y retroceder unos años, tampoco tanto, donde este deporte estaba en pleno auge. España año 1996 cuando se organizo el mundial de Fútbol Sala. El deporte en nuestro país estaba en auge arrastrado por el buen papel de nuestros deportistas en las olimpiadas celebradas en el ‘92 en la Ciudad Condal. Para mi personalmente creo que hay un antes y un después en el deporte nacional desde esa gran cita. Mejoras a nivel institucional, de infraestructuras, deportivo y económico, tal vez este último es el que mas afecto a nuestro deporte.
Tras el mundial que pude vivir desde cerca por estar en aquel entonces jugando en el F.C. Barcelona y que fue un éxito en todos los aspectos, la gente vio en nuestro deporte una posibilidad de negocio, imaginaros hasta que punto que se decía que en las próximas olimpiadas nuestro deporte seria de exhibición y ese seria el espaldarazo definitivo para colocarnos entre los deportes importantes a nivel mundial. Pues ya sabéis, de eso nada de momento, pero en lo de negocio si que siguió su curso y se empezaron a profesionalizarse todos los aspectos que afectan a un equipo de élite. Todos menos uno el de las estructuras de los clubes, solo unos pocos lo hicieron y son esos los que subsisten de forma mas o menos segura. Seguramente muchos pensareis que con dinero se hace todo, pero el hacer una estructura seria se hace incluso con el presupuesto más austero, lo único que hay que hacer es adaptarla.
Todo estaba bien, se subían los sueldos, cuando hacia solo una temporada que había jugadores que compaginaban el trabajo con los entrenos, y se subían a cifras que hasta hace muy poco nadie podía pensar. Existían dos tipos de equipos, mejor dicho tres los que siempre estaban en la disputa de los títulos (Playas, Interviu, Pozo, Talavera, Segovia, …) los que se conformaban con salvar la temporada haciendo un papel digno y consiguiendo alguna victoria sorpresa contra los todopoderosos que hacia que se hablara de ti durante toda la semana, y el equipo que conseguía varias de esas victorias se convertía en el tercer tipo de equipo, el revelación.
Han cambiado mucho las cosas desde entonces, las normas a las que muchos achacan la debacle de este deporte, los órganos directores en la Liga Nacional de Futbol Sala por la que han pasado varias personas con mayor o menor fortuna y en la que en la actualidad se encuentra D. Javier Lozano, un amante de este deporte a todos los niveles y que nos guio en los inicios de hacia donde y como tenia que avanzar este deporte, aunque después algo se torció y que ahora esta dispuesto a sacar a flote un barco casi hundido. Desde aquí tan solo desearle suerte en este cometido, pedir que le apoyemos en la medida de lo posible, sobre todo en aquellos aspectos en los que falle que seguro que tendrá. Os repito nadie como él para devolver a este deporte a “AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS”