Pongámonos en situación, partido de categorías base en Aragón, en juego un titulo, aunque eso no es escusa para que se den las actitudes que a continuación comentamos. Mucha afluencia de público, lo que es normal en estos partidos pues se desplazan los sufridos familiares de los protagonistas.
Todo transcurre con normalidad incluso me atrevería a decir que estaba siendo un partidazo pues los dos equipos estaban haciendo gala del buen juego que les haba llevado a la final. Avanzada la segunda parte en un lance de juego un jugador desliza por el suelo para arrebatarle el balón al rival y este al intentar esquivarlo salta con tan mala suerte que al caer se tuerce el tobillo, y digo esto por que la jugada sucedió delante de mi. El rival enseguida se dio cuenta de que se había hecho daño y se preocupo por él. Incluso el resto de jugadores se acercaron para ver como estaba. Hasta ese momento todo normal, lo extraño viene cuando el entrenador del jugador lesionado se dedica a protestar la acción y no se preocupa por el lesionado, que además debía ser uno de los mejores del equipo. Creo que la actitud del entrenador fue la que condiciono todo lo que sucedió a partir de ese momento.
Mientras en la pista todos los jugadores se preocupaban del lesionado, que era lo que tocaba, en la grada empezaba un cruce de acusaciones que de no mediar un representante de la federación Aragonesa no se donde hubiera llegado. La imagen era verdaderamente espantosa, dos personas jóvenes discutiendo por algo que no tenia la importancia que la discusión demostraba. Lo mejor de todo es cuando el resto de la grada que además estaba bastante alejada del tumulto entre en la discusión sin saber realmente que sucedía, solo por defender algo que ni conocían. También es verdad que tenemos la otra parte que cuando vieron como se ponía la situación decidió retirarse e incluso sacar del medio a unos pequeños que estaban por allí y que sinceramente no les hacia nada bien el ver esa situación.
En la pista pronto se dieron cuenta de lo que pasaba en la grada y la cara de los chicos era todo un poema. Los dos equipos se miraban con cara de no saber que pasaba. Enseguida se reanudo el juego y el partido finalizo, ambos equipos hicieron gala de una gran deportividad. Los pequeños, eran de categoría benjamín, nos dieron a todos los allí presentes una lección de lo que tiene que ser el deporte sobre todo en estas edades. Ese día los aficionados recibimos una gran lección y esa es la conclusión que debemos sacar de este artículo.
Tengo que decir que como familiar todavía no he podido ver a mi pequeñaja jugar a ningún deporte y no he podido tener la situación que vivieron esos aficionados en la grada pero intentaré si algún día me veo en esa situación no comportarme como ellos.
Un saludo y gracias.
