“Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos”. Nicolás Maquiavelo.
La imagen que tenemos de Cristiano Ronaldo es de un ‘tipo’ prepotente, que no ve más allá de él y que es un auténtico crack con el balón entre los pies. Hasta aquellos que se acuerdan de su pobre madre cada fin de semana reconocen esto último. Yo era una de ellas. Nunca me había caído bien, ni me había molestado en saber sobre su vida, me limitaba a reconocerle lo que hacía sobre el campo y a recriminarle su actitud. Nada más. Hasta que un día decidí ‘ceder’, igual que con otros jugadores que nunca han sido santo de mi devoción fuera del césped y leí sobre él.
Leí que el Manchester United dudó entre un amigo suyo y él para decidir quién se trasladaba a Inglaterra y Cristiano intentó hasta el último minuto que fuera su amigo y si no recuerdo mal, ahora le ayuda económicamente; también que se enteró de que en la Comunidad Valenciana un niño tenía cáncer y él era su ídolo, sabía que verle le animaría y le invitó a un partido para que después le conociera; que fuera de España una vez visitó un centro para niños que requieren educación especial y cuando el representante creía que ya había ‘cumplido’ le dijo que se marchara, pero él dijo que no, que aún le quedaba un rato allí, con los niños… Y un largo etcétera. La última noticia es que se ha ofrecido para pagarle a un niño de diez meses con trastorno cerebral su costosa operación o incluso más reciente: le dio una camiseta a un niño en Málaga, pero otro se la quitó. Finalmente, se hizo con otra y ayer le vio en Valdebebas, no dudó en pararse a firmársela. Se acordaba de él.
Con todo lo anterior quiero hacer entender a todos aquellos que pensaban como yo que las apariencias engañan, que ni el que parece ser más bueno lo es ni el que tiene aspecto de mala pécora, que diría mi querida abuela, lo es tampoco. Todo tiene su punto medio. Si no hubiera leído todo eso sobre Cristiano seguiría pensando que es un prepotente al que le hacen los ojos chiribitas con el dinero. Pero no es así. Y como bien se dice: ‘al César lo que es del César’.
Muchos afirman que el conocimiento de estas noticias se trata de un lavado de imagen. En primer lugar: no lo creo, porque él siempre ha querido ocultarlo; en segundo lugar: si fuera así no me parece mal, no es justo que se le atribuya una imagen totalmente contraria a la que es realmente y en tercer lugar, se dice esto porque es Cristiano porque si es otro jugador como Lionel Messi –quien también tiene grandes gestos de este carácter- no se diría porque a priori cae mejor.
Por todo esto, mi reconocimiento a Cristiano y a la labor que realiza dentro y fuera del campo. Aquellos, como él o Messi, que tienen oportunidad de hacer grandes cosas como estas teniendo un gran escaparate como es el fútbol, deben hacerlas porque un simple gesto suyo puede significar mucho para un niño.
“No te dejes engañar por las apariencias: lo que está por fuera no siempre muestra lo que está por dentro”. Anónimo.