Siempre me han enseñado que los prejuicios no son buenos, que debemos esperar a conocer algo o alguien para poder juzgar. Sin embargo, nos saltamos esta ley no escrita cada vez más a menudo y son muchas las veces que nos equivocamos.
Siempre he dicho que muchos de los valores de la vida se deben aplicar al fútbol y este es sin duda uno de los casos. La prudencia nunca ha sido el fuerte de la mayoría de las personas, pues siempre nos aventuramos a decir: “este sí, este no” y, posteriormente, vivimos uno de eso momentos “tierra trágame” al demostrarse que nos equivocábamos.
Como decía, el fútbol no es la excepción… Cuando leemos a quién ha fichado nuestro equipo siempre nos ilusionamos más de la cuenta o nos decepcionamos en exceso. No conocemos términos medios. Y siempre suele ser al revés de lo que creemos.
Servidora no es diferente al resto y sin ir más lejos este verano me sucedió –y creo que lo mismo le pasó a gran parte de la afición sportinguista-. Cuando vi que el Sporting de Gijón había fichado a Stefan Scepovic (Serbia, 10 de enero de 1990) lo primero que pensé es que si lo fichajes iban a ser de este nivel, el equipo no iría muy lejos. No tardó mucho en demostrarme que estaba equivocada.
El Sporting daba la bienvenida a una nueva temporada con una victoria (1-0) en el Molinón frente al Real Madrid Castilla y del gol se encargó Scepovic. En la segunda jornada, empataron (1-1) frente al Recreativo de Huelva y, de nuevo, el serbio marcó el único gol del conjunto asturiano. En el regreso al Molinón, el Sporting se dio un festín contra el Mallorca (3-0) y el último gol lo anotó Stefan. Y en el empate (2-2) en el Toralín, Scepovic volvió a marcar el primer gol de su equipo.
De esta manera, ha marcado en sus cuatro primeros partidos oficiales como jugador del Sporting de Gijón y por ello ha entrado en la historia del club convirtiéndose en el único jugador que lo ha conseguido junto a Chicote, que mantiene este récord desde 1930.
Scepovic ha demostrado quién es y qué puede hacer. Ya se ha ganado a la grada… Y llevamos cuatro jornadas. Stefan decidió hablar donde mejor lo sabe hacer un futbolista: sobre el césped. Habló y sentenció. Y la grada le respondió con una gran ovación en el último encuentro en el templo sportinguista.
¿Ven? La prudencia es un valor exquisito. Podemos decir que aquel que posee el poder de la prudencia tiene un tesoro.
Scepovic es un ejemplo. ¿Y su agradable sorpresa futbolera quién fue?
“No hables mal del puente hasta haber cruzado el río”. (Proverbio).