Tenía decidido hablar de las declaraciones de Ancelotti sobre el portero que defenderá la portería en Champions… Pero el otro día leí unas que creo que merecen mucho más la pena y que son más justas de destacar, pues la historia Casillas vs Diego López parece que será más larga aun que el camino que realizó Gareth Bale hasta aterrizar en Madrid. Me refiero a lo que dijo Eric Abidal sobre Dani Alves.
Abi dijo que Alves se ofreció a donarle su hígado cuando necesitó el trasplante. Concretamente afirmó: "Cuando tuve que operarme él quería darme su hígado. Lógicamente no pudo ser porque es un futbolista profesional. Nuestra relación va más allá de la amistad". Además, el brasileño ha cambiado el “2” por el “22” esta temporada para rendirle su particular homenaje a su gran amigo.
Son pequeños detalles que describen a las personas. Precisamente, Alves recibe pocos elogios de algunos seguidores de fútbol, pues afirman que es ‘teatrero’. Es un ejemplo de futbolista que puede ser adorado u odiado. A veces no debemos centrarnos solo en el plano futbolístico –eso sí, yo pienso que es uno de los mejores laterales del mundo- y ver más allá. Cuando alguien no es de nuestro agrado no lo conseguimos, pero debemos hacer un ejercicio de esfuerzo y reconocer los detalles que marcan diferencias. Como bien se dice: “Al César, lo que es del César”.
El mundo del fútbol se volcó con Abidal. Seguramente se sintió más respaldado que nunca. Pero a fin de cuentas, todo ello es lejano… Eso siempre permanecerá en el recuerdo, pero cuando lo hacen aquellos que están a tu lado y te muestran su apoyo de tal manera, marca. Alves realizó un gesto que Abidal jamás olvidará. Alves mostró cómo es realmente. Alves demostró el significado de la amistad. Alves motivó aun más a superarse a Abidal. Alves es en cierta medida uno de los artífices de la victoria de Éric en el partido más importante de su vida.
Sin alejarnos de la figura de Eric Abidal podemos contar otro gran detalle, otro que define a alguien como persona.
Hace unos meses llegó a la redacción de La Vanguardia una carta en la que el padre de un niño explicaba cómo su hijo –que sufría un tumor similar al de Abidal- se había fijado en el francés para superarse. De hecho, el pequeño le dijo a su padre: "Papá, cómprame la camiseta de Abidal. Lucharé como él y ganaré mi propia Champions". Por casualidades de la vida –aunque yo no creo en ellas-, Abi fue uno de los jugadores que el 5 de enero fue designado para visitar los hospitales infantiles. Y allí estaba el niño que soñaba con vencer de la misma manera que Abidal fuera del campo. Cuando el jugador conoció esta historia fue a visitarlo. El pequeño se abrazó a él durante más de diez minutos y después de una breve charla de ánimo se fijó en el reloj que llevaba –un rólex-, el cual tenía grabado el nombre del jugador. Se lo regaló. Sus padres no querían aceptarlo, pues podían suponer el valor que tenía el reloj. Sin embargo, el francés afirmó: “lo que vale ya no me importa. Quiero que él esté feliz".
Con detalles como estos te das cuenta de la importancia que tienen aquellas cosas que a simple vista carecen de ella. No hay nada más cierto que aquello de: “los pequeños detalles marcan las diferencias”. Ojalá existieran más personas así.
